La gachupina (Episodio 1) – Bienvenidos a la República mexicana en el año 1840. Los Calderón llegan a México como emisarios de la Reina de España Isabel II. Nos gustaría presentarles a Madame Calderón de la Barca (Fanny), la gachupina, y a Cora, su criada mestiza.
Gachupín adquirió notoriedad durante los siglos XVI y XVII, se popularizó en el contexto colonial como una expresión de la tensión social entre los españoles recién llegados y los criollos establecidos, y eventualmente evolucionaría para formar parte del léxico de la independencia americana con lemas como “Mueran los gachupines”.
La evolución lingüística de gachupín en México refleja los cambios sociales y políticos del país. Aunque durante el virreinato y a lo largo del siglo XIX el término mantuvo una connotación predominantemente descriptiva sin implicaciones negativas, los eventos históricos como la lucha por la independencia en 1810 y, posteriormente, la Revolución Mexicana, contribuyeron a su reinterpretación.
Durante la insurgencia contra el dominio español, los llamamientos contra los “gachupines” evidenciaron un sentimiento de rechazo, aunque el carácter peyorativo no se centraba en el término en sí, sino más bien en el contexto agitado de la época.
FANNY: (Habla en español con un acento inglés.) Cora, tráeme papel, una pluma y un tintero. También, termina de desempolvar el librero. Esta casa está llena de polvo. Ten cuidado con el arpa.
CORA: Sí, señora Fanny.
(SONIDO: Papel y la pluma cuando son entregados y colocados en la mesa.)
FANNY: (Escribe y lee en voz alta.) ¡Todo parece pasar tan rápido desde el nombramiento de Calderón, primer ministro plenipotenciario de España en México, en virtud del Tratado de Paz y Amistad! Su misión (lee con solemnidad) tiene por objeto el poner término al enfriamiento de las relaciones entre España y México, dos países hermanos.
CORA: (Burlándose de la señora Fanny hacia el público. En voz baja, imita con exageración el acento extranjero.) Dos países hermanos… (Tose para disimular.)
(SONIDO: Cora tropieza con el arpa generando un sinfín de ruidos.)
FANNY: (Grita.) ¡Cora! (Luego, murmurando para sí misma.) La Condesa de la Barranca me “prestó” a Cora, ¿será que también estaba destruyendo su casa? (FANNY continúa escribiendo y leyendo en voz alta.) Salto al momento en el que (lee como si declamara) por fin llegamos a las alturas desde donde se contempla el inmenso valle, alabado en todas partes del mundo, cercado de montañas eternas, con sus volcanes coronados de nieve y los grandes lagos y las fértiles llanuras que rodean a la ciudad favorita de Moctezuma, orgullo y vanagloria de su conquistador, y antaño la más brillante de las joyas, entre muchas, de la Corona Española. (Con voz poética.) Nos invitaron a entrar a un espléndido carruaje tapizado en oro y rojo, con el águila y el nopal bordados en oro en el cielo del coche. En medio de una inmensa procesión de tropas que portaban antorchas, coches y jinetes, ¡hicimos nuestra entrada en la ciudad de Moctezuma! Más y más coches, llenos de señoras y caballeros, se nos unían. (Continúa con marcado rechazo.) También léperos, con harapientas frazadas y sus ojos salvajes brillando a la luz de las antorchas. (Vuelve al tono solemne.) Un oficial vino para dar, en nombre del gobierno, la bienvenida al portador del ramo de oliva de la antigua España. Las tropas lanzaron tres vivas entusiastas.
(SONIDO: Ruidos de jolgorio y disparos.)
SOLDADO UNO (OFF): ¡Viva España! ¡Viva Isabel Segunda! ¡Viva el ministro de España!
EMBAJADOR CALDERÓN (OFF): ¡Viva la República Mexicana! ¡Viva Bustamante!
SOLDADO DOS (OFF): (Con tono burlón.) ¡Viva todo el mundo!
CORA: (Voz titubeante.) ¡Vaya, vaya, señores, brinden a su amistad nueva y encomienden lo demás de nosotros a Dios!
Para saber más: